En China se tuvo desde hace más de dos mil años la consciencia de que la sexualidad era una parte integral del ser humano.
Nunca tuvieron la visión de morbo, pornografía o culpa, y por lo tanto nunca hubo represión o conflictos internos que llevaran a patologías o complejos en ese campo, y por eso probablemente su desempeño sexual no sólo es satisfactorio si no que además es muy saludable, tanto física como psíquicamente.
Aunado a esta gran diferencia de mentalidad, existe también la diferencia de facto, pues la forma taoísta de hacer el amor es muy particular y casi desconocida en Occiedente. Estas diferencias se centran por ejemplo en la regulación de la eyaculación, diferenciar el orgasmo masculino de la eyaculación, y darle una gran preponderancia a la satisfacción femenina.
Expertos sexólogos han retomado en Occidente las teorías del Tao, tales como Masters, Johnson y Kinsey y además psicólogos de la talla de Jung también ha virado su mirada a Oriente para comprender mejor la sexualidad.
El control de la eyaculación por medio de técnicas como la presión o la interrupción son ambas formas que los orientales conocían en la antigüedad y no fue sno hasta hace unos treinta años que se empezó a hablar de tales técnicas para combatir dolencias como la eyaculación precoz.
Además, el Tao y la teorías sexuales modernas confluyen en el hecho de que el objetivo en la relación sexual no debe ser ni el orgasmo ni la eyaculación. Se trata de un proceso que hay que disfrutar paso a paso, y no es obligatoria su culminación en ese climax. Aunque claro, en esto el Tao del Sexo va más allá porque indica que el objetivo es la salud mental y física tanto del hombre como de la mujer.
Otras similitudes entre las ancestrales teorías del Tao y las teorías modernas son las perspectivas que se tienen de la armonía y la felicidad. Grandes psiquiatras como Piaget y Spitz, y de nuevo Masters y Johnson han apuntado que el amor, la comunicación con los semejantes, el cariño y la comunicación son factores impreindibles para el alcance de una alta calidad de vida y para tener la sensación de ser feliz.
Tal armonía se ve en el Tao como la existente entre el Yin y el Yang, y se aplica en el acto sexual, de manera que sin importar el cansancio, la energía o el tiempo que se tenga, se puede llevar a cabo una unión sexual satisfactoria que involucre un alto nivel de amor entre la pareja, por lo que el vínculo se verá fortalecido.
Para concluir diremos que el Tao del Amor es la base a partir de la cual los orientales asumen su sexualidad y buscan la armonía para lograr la longevidad y la salud tanto física como psíquica, de ahí que el coito sea tan importante y tan estudiado por los antiguo textos eróticos y médicos de la China antigua.
La sexualidad era y es para el Oriente no sólo una forma de obtener placer. Estaba relacionada íntimamente con la salud, la belleza y la longevidad, rasgo que ha caracterizado a la cultura china por mucho tiempo. Así, con una perspectiva más poética que científica, los orientales han practicado el Arte Sexual por milenios, partiendo claro de los principios básicos del Tao.
Tal vez el primer libro que encierre preceptos del Tao es el Tao Te-king, escrito por Lao-tsé durante el siglo IV a.e.c (antes de la era común). Su mensaje central es la armonía que debe existir entre todos los seres y el universo, para que podamos sobrevivir. El Tao es la fuerza infinita de la Naturaleza.
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