Características
El ajo —que comprende más de 200 especies, encabezadas por el “ajo común”— es una planta de bulbo tunicado que exhala un fuerte olor muy especial, debido a un aceite muy volátil y difusible que es el principio activo de esta planta.
En varias regiones del mundo, muchos campesinos, a pesar de que viven en habitaciones poco higiénicas y malolientes, se con servan sanos y vigorosos. Esto se debe fre cuentemente a que consumen ajo, el cual neutraliza muchos efectos tóxicos y cuyo olor impregna todo el ambiente.
Es posible librar los árboles de sus parásitos con sólo plantar unos cuantos dientes de ajo a su alrededor.
Uso medicinal
Son muy numerosas las propiedades medicinales del ajo. En síntesis, el ajo es: muy estimulante, antiespasmódico, diurético, antiflatulento, expectorante, vermífugo, antiescorbútico, febrífugo, antirreumático, útil en las bronquitis y preventivo contra ciertas fiebres, el cólera, la difteria y muchos otros males.
Para tan variadas enfermedades, se recomienda esta fórmula:
Dientes de ajos (pelados) 500 gr
Agua 1/2 litro
Se hace hervir un rato, se retira del fuego y se le añade 500 gramos de azúcar. Se deja reposar durante unas 12 horas, destapado el recipiente para que el ajo pierda algo de su olor característico; se calienta de nuevo y se cuela, en lo posible a través de una muselina clara. Dosis para todos los casos: 100 gramos, repartidos en 3 tomas diarias, media hora antes de las comidas.
Como vermífugo o vermicida, produce buenos efectos en lavativas:
Dientes de ajo (pelados) 20 gr
Agua cantidad suficiente para un lavado Se hace hervir, se tapa para enfriar, se cuela y está listo para usarse.
Exteriormente sirve contra la tiña y la sarna, aplicando diariamente el ajo machacado, sin grasa, a las partes afectadas.
Dicen que es un excelente remedio contra la hidrofobia (o mordedura de perro rabioso). En Rusia, hacen que el enfermo coma ajo o tome infusiones de ajo lo más calientes posible, sometiéndolo luego a un baño de vapor o abrigándolo bien, a fin de que transpire lo más que pueda. Este método puede ser útil mientras demora en llegar el médico o mientras se consiga el antídoto requerido.
Se recomienda a los tuberculosos que aspiren el olor del ajo, pues mata los microbios dañinos y suele producir alivio.
Se recomienda también el ajo como antirreumático, pues purifica la sangre de muchas substancias tóxicas, especialmente del ácido úrico.
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